Entre finales del siglo IX a.c. y el principio del VIII a.c., a lo largo de las costas del mar de Alborán se establecieron diversos asentamientos fenicios, en lugares altos cercanos a la costa y a ríos o pozos de agua dulce, dependientes de la ciudad de Gadir, fundada por colonos de Tiro, al igual que estos asentamientos. Aunque en principio no pasarían de ser meros puestos comerciales, en muchos casos de carácter temporal, algunos se convirtieron en poblaciones estables, siendo los más destacados en las costas peninsulares de Alborán: Carteia, en la bahía de Algeciras; Malaka, en lo que hoy es Málaga; Sexi, en Almuñecar; Abdera, en Adra (Almería) y Baria, en Villaricos (Almería).
En las costas africanas tenemos: Abyla, en Ceuta y Russadir en Melilla.
Con la caída de Tiro bajo el dominio rey Nabucodonosor II de Babilonia, se cortaron las relaciones con la metrópoli y estas poblaciones iniciaron andaduras como entes autónomos hasta que Cartago se hizo con el control de todos las ciudades fenicias de la Península y norte de África.